Ouvertures théoriques

Modos de textualidad :
apunte metodológico para
un materialismo semiótico

Eduardo Yalán Dongo y Elder Cuevas Calderón
Universidad de Lima

 

Publié en ligne le 30 juin 2023
https://doi.org/10.23925/2763-700X.2023n5.62459
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Introducción

En nuestro estudio anterior sobre la semiótica de la protesta nos encontramos con un campo amplio y problemático para la segmentación del objeto empírico de estudio1. Nos dimos cuenta de que analizar a la protesta social como un texto implicaba tomar partes de sus diferentes formas de manifestación (como pancartas, sonidos, desplazamientos, etc.) ateniéndonos al principio de “clausura” que anima la semiótica para concentrar su análisis. Sin embargo, en el estudio habitual de la semiótica nos preocupaba la pertinencia de los límites del texto, y hasta qué punto nuestra investigación podría perder de vista otras conjunciones textuales más complejas que enriquecen la interpretación del fenómeno. De aquí la pregunta que anima nuestra reflexión ¿Cuáles son los límites del texto como objeto de estudio?

1 E. Cuevas-Calderón y E. Yalán Dongo, “Semiótica de la protesta : por un modelo de los movimientos sociales”, Acta Semiótica, I, 2, 2021.

Esta pregunta es fundamental para seguir dotando de rigurosidad la autonomía semiótica en las ciencias sociales, pero también porque nos permite acercarnos a objetos de estudio negados por la fricción entre perspectivas semióticas. En este punto resuena la pregunta planteada por Eric Landowski ¿habría que rehacer la semiótica? a la que se suma la petición de Gianfranco Marrone en L’invenzione del testo por revisar de manera profunda el concepto de texto propuesto por Greimas2. Paolo Demuru, en “Praticas de vida. Entre semiótica, comunicação e política”3, presenta este debate a través de diferentes autores quienes entienden al texto como dado —textos enunciados—4, como unidad estática del sentido5, como opuesto a la práctica viva definida en el movimiento6 o como modelo semiótico textual que le sirve al analista para construir su objeto empírico de estudio7. Demuru resuelve en dos precisiones estas posturas : a) texto como objeto y b) texto como modelo. El primero pertenece a una dimensión metodológica como dato empírico y el segundo a la dimensión epistemológica como modelo formal de explicación de los fenómenos sociales.

A partir de este debate, nuestra propuesta no pretende disputar terrenos epistemológicos, sino construir precisiones metodológicas sobre las técnicas de análisis (los modelos semióticos) con el propósito de precisar observaciones sobre la selección, justificación y delimitación del objeto empírico de análisis.

2 E. Landowski, “¿Habría que rehacer la semiótica?”, Contratexto, 20, 2012. G. Marrone, L’invenzione del testo, Roma, Laterza, 2010.


3 Estudos semióticos, 13, 1, 2017.


4 J. Fontanille, Prácticas semióticas, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2014.


5 A.J. Greimas, Semántica estructural, Madrid, Gredos, 1987.


6 E.Landowksi, Pasiones sin nombre, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2015.


7 G. Marrone, op. cit.

Ante la pregunta sobre ¿cuáles son los límites del texto? sobreviene el viejo adagio greimasiano : “Fuera del texto no hay salvación”8. En su doxa, la expresión de Greimas retrata al contexto como dimensión que en teoría se encuentra fuera de los alcances del texto (como modelo y como objeto empírico), este último presentado como clausurado y fijo. Sin embargo, una lectura detenida a la literatura semiótica más reciente supera esta doxa cuando nos señala que aquel contexto inicialmente expulsado no es sino otro texto que se va hilvanando al objeto semiótico de análisis. Dice muy explícitamente Landowski :

8 A.J. Greimas, “L’énonciation, une posture épistémologique”, Significação, 1, 1974.

C’est au socio-sémioticien qu’il est revenu de soutenir que la juste application dudit principe hjelmslevien [el principio de inmanencia] ne consiste pas à « faire abstraction du contexte » mais à inclure au contraire dans le « texte » — plus exactement, dans l’objet sémiotique en construction — tout (et rien de plus que) ce qui fait partie du champ de pertinence nécessaire à sa constitution en tant qu’objet de sens.9

9 “Interactions (socio) sémiotiques”, Actes Sémiotiques, 120, 2017.

Esa ampliación de los umbrales presenta al objeto semiótico no como un afuera del texto, sino como extensión de los textos de distinta naturaleza. Al hacer del contexto un texto se le quita el carácter de determinación (hacia el texto que nos ocupa) y se piensa en el nivel de conexión entre ambos. ¿Por qué los análisis no han radicalizado esta premisa? ¿Qué niveles de engranaje y conexión posee este texto con otros? Si el contexto es otro texto, ¿cómo la semiótica los ha entendido para la interpretación y el análisis?

Es por la metodología que se impide a la semiótica preguntarse por las fricciones de una violencia objetiva y subjetiva, por las intromisiones de la clase en el texto práctico de una protesta o por la injerencia de la historia y/o arqueología en el proceso de construcción del espacio público. La nuestra, no es una propuesta de la desconexión cualitativa, es, más bien, la de la reconexión. Creemos que desde la perspectiva semiótica de los años 60 del texto se pierde de vista que en cada apertura textual se identifican elementos que se encuentran a diferentes niveles, lo cual nos permite comprender las conexiones y reconexiones del proceso de significación a niveles más complejos. Nuestras preguntas se afinan ¿cuándo es necesario ampliar el texto? ¿a qué nivel se engranan de cara a una interpretación? Pretendemos dar respuesta al problema de los grados de apertura de un texto. No solo corresponde al analista abrir el texto-objeto, sino que el propio corpus da indicaciones de su apertura hacia otros textos en base a reglas inmanentes de agenciamiento. El texto indica, exclama y reclama su apertura y cierre.

 

1. De los modos de inmanencia a los modos de textualidad

Un texto como objeto empírico es la detención momentánea que realiza el analista sobre un fenómeno de sentido10. Por ejemplo, una semiótica del cine debería cerrar provisionalmente la totalidad de una película en un momento específico para permitir una serie de lecturas sobre ese film. De ello resulta una dimensión temporal, un “este”, un “aquí”, un “ahora” : una escena específica, por ejemplo. Asimismo, el texto (ese momento) no puede ser a priori una magnitud homogénea cualquiera, sino que se construye a partir del nivel de pertinencia del analista porque éste la considera una expresión valiosa del sentido de aquel fenómeno en el que se encuentra interesado indagar. Si consideramos estas definiciones, el texto es entonces la “culminación de la producción progresiva del sentido”11, es decir, el texto es el corpus del semiótico, el objeto empírico de análisis. Ahora bien, no podemos confundir al texto como corpus con la textualización. Esta última es el proceso en el que se establece el texto (verbal o no verbal), es el conjunto de procedimientos que construyen el objeto de análisis semiótico (corpus). Por este motivo, nuestra atención se encuentra del lado de la textualización, que por definición produce el texto empírico. La pregunta por la textualidad (que no es lo mismo que el texto como modelo teórico) es la pregunta por la inmanencia semiótica. Esta última ha ofrecido marcas epistemológicas al diseño metodológico semiótico que le han permitido conducir el análisis por caminos limitados, seleccionados y restringidos. La selección y el límite han servido para evitar que su expansión trate de todo y de nada a la vez.

10 “Interactions (socio) sémiotiques”, Actes Sémiotiques, 120, 2017.


11 “Interactions (socio) sémiotiques”, Actes Sémiotiques, 120, 2017.

Segundo una importante propuesta de Desiderio Blanco y Oscar Quezada, el par manifestación e inmanencia no son claros respecto a este propósito, por lo que restituyen el par inmanente y trascendente (realidad extra-semiótica, la “realidad misma”) como el más idóneo para retratar aquello que es materia del estudio del sentido y significación y aquello que lo supera y excede12. La semiótica ha presentado diversos debates en torno a esta realidad “extra-semiótica” o trascendente del objeto de estudio. Para Landowski, el plano de la experiencia vivida del texto era olvidado como realidad analizable en la semiótica estructural clásica13. Con ello, se ha separado al texto de la producción material sensible, de los movimientos del tiempo y del espacio y de la deformación del texto por la intensidad destacada por C. Zilberberg14. Blanco y Quezada asumen esta crítica e introducen al cuerpo propio como el plano de inmanencia de la semiosis, es decir, que el cuerpo —como lugar lingüístico— es el texto que encarna la semiosis. El texto es un hecho de lenguaje que funciona como una red en la cual el mundo de sentido se hace cuerpo : “Nada se puede aprehender sin la mediación, de un discurso que, a su vez, remite a un sujeto de lenguaje, que, a su vez, remite a un cuerpo propio”15.

Ahora bien, este texto alberga la “la huella de esos otros discursos que guarda ‘en archivo’”16, por ello los autores proponen que los cuatro modos de existencia semióticos —realización, potencialización, virtualización y actualización17— son procesos de inmanencia. El aporte de los autores es singular, porque deja de comprender a la inmanencia como dispositivo estático para propiciar desplazamientos, cooperación y dinámicas entre los cuatro modos de existencia que enriquecen las formas de acceso al texto. Llaman “modos de inmanencia” a estos procesos inmanentes de los modos de existencia que afectan al texto :

12 D. Blanco y O. Quezada, “Modos de inmanencia semiótica”, Tópicos del Seminario, 31, 2014.


13 Cf. Pasiones sin nombre (2004), Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2015.


14 Cf. Ensayos sobre semiótica narrativa, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2000.


15 D. Blanco y O. Quezada, art. cit., p. 122. Ver también J. Fontanille, Soma y sema : figuras semióticas del cuerpo, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2016.


16 D. Blanco y O. Quezada, art. cit., p. 122.


17 Cf. Semiótica. Diccionario, op. cit.

i) Inmanencia [realizada] es el modo de inmanencia en el cual se realiza la manifestación de los enunciados en el texto. Todo lo “real semiótico” es aquello que no es dado a la percepción. Por ello se presenta como “lo que queda, en lo que queda”. (Ejemplo, la realidad significante de una historieta, todo lo que ella comporta).

ii) Permanencia [actualizada ] es el modo de inmanencia compuesto por el discurso en acto, es la instancia lograda por la repetición y similitud de los elementos en el fenómeno analizado. Por ello, se presenta como “lo que sigue quedando, en lo que queda” (Ejemplo, la lectura política de una historieta construida como isotopía a través de los gestos, miradas de los personajes de la viñeta o en la intensidad del gráfico.)

iii) Remanencia [potencializada] es el modo de inmanencia compuesto por los discursos de la cultura y la memoria discursiva. Por ello, se presenta como “lo que queda de, en lo que queda” (Ejemplo, las convenciones de la composición de la historieta que se construyen como recuerdos en la praxis (lectura) del enunciatario (lector) : la lectura de izquierda a derecha, la composición de las viñetas, la continuidad esperable entre escenas, etc.)

iv) Exmanencia [virtualizada] es el modo de inmanencia compuesto por las lenguas y demás códigos sedimentados, es la pérdida de la identidad producto del tránsito y lo aleatorio. Por ello es presentada como “lo que queda fuera de, en lo que queda” (Ejemplo, voltear la página para seguir interactuando con las siguientes viñetas, la pérdida de las escenas y páginas anteriores, una viñeta en blanco para retratar el estupor de una escena).

El problema con este modelo es que se limita a ser la práctica enunciativa de un solo texto. Los modos de inmanencia son dinámicas que ocurren en un solo objeto de estudio que no es en ningún momento perturbado por los modos de inmanencia, ya que continúa siendo un objeto cerrado : una historieta, un show de entretenimiento o, por ejemplo, una práctica cerrada (robar, comprar, etc.). Vamos a dar un paso más, uno que comprometa la elasticidad del texto con la propuesta de los modos de inmanencia de Quezada y Bueno. Si el modelo de los “modos de inmanencia” se limita en un texto cerrado, afirmamos que el propio texto teje otros tipos de objetos textuales de diversos grados y niveles. De esta manera, habrá la que corresponde con un texto hermético, la permanencia con un texto cerrado, la remanencia con un texto abierto y la exmanencia con un texto demasiado abierto. Por ello, al invocar fenomenológicamente a la inmanencia como dinámica que afecta un texto, Quezada y Blanco, nos permiten un paso más político sobre las aperturas y clausuras del texto. Podríamos llamar a esto modos de textualidad. Si los modos de inmanencia nacen en el paradigma del cuerpo, los modos de textualidad son el escenario político de la semiótica. Asumiendo los grados de apertura extensiva que propone Claude Zilberberg (hermético, cerrado, abierto y demasiado abierto), ensayamos el siguiente esquema sobre los modos de textualidad.

Esquema 1.
Banda de Moebius textual.

Desde sus inicios, la formulación del texto estructural (Greimas, Courtés, Barthes) es clausurada. Lo denominamos texto hermético ya que propicia una inmanencia entendida como aquellos datos realizados o lo que es dado desde un punto de vista lingüístico. El texto hermético ha permitido el análisis del discurso canónico, preocupado por los formantes de significación siempre supervisados por un recorte textual duro y un rígido principio de inmanencia.

No obstante, las últimas décadas de debate semiótico nos permiten identificar una noción de texto formado a través de la observación de los discursos, interacciones y prácticas de una comunidad. El énfasis de que las prácticas (móviles y dinámicas) poseen una forma textual y, por tanto, un procedimiento distinto al texto hermético, es materia ya conocida en el debate semiótico. En palabras de Landowski : “De esa nueva consideración surgió la idea de una semiótica de las ‘situaciones’, noción que llegó progresivamente a designar otro tipo de texto semiótico”18. A este tipo de textos etnográficos, de observación directa y propias de la vida cotidiana, los denominamos texto cerrado.

18 Pasiones sin nombre, op. cit., p. 123.

Ahora bien, la semiótica ha ensayado visiones más amplias del texto que podríamos denominar dos formas de texto expansivo19. Por un lado, un tipo de texto abierto que estudia lo que queda de las relaciones sociales en el objeto de estudio (remanencia), es decir, todas aquellas texturas sociales y empíricas de las vivencias colectivas a partir de la sensibilidad sociosemiótica (la clase, la producción económica, la casta, la raza). Por otro lado, un texto demasiado abierto que se ocupa de aquellas producciones materiales más amplias que siguen quedando en el objeto de estudio (exmanencia) como lo son la historia y el mito. Estos cuatro tipos de modos de textualidad instituyen una semiótica materialista preocupada por el carácter hipotético deductivo del análisis sobre los fenómenos sociales.

Lo que denominamos modos de textualidad no es una propuesta que invalida el estudio de textos herméticos como el análisis de Greimas sobre un cuento de Maupassant, sino que intenta considerar como textos a otras formas de objeto empírico semiótico. Así, serán textos cerrados aquellos que van a la materia etnográfica de la comunidad como en el estudio de Francesco Marsciani, aquellos textos abiertos como el de la política del gusto en la sociosemiótica de Landowski (cuya particularidad es la de recurrir a un texto hermético plástico, propio de la visibilidad, del gusto y del sabor) o, finalmente, otros textos demasiado abiertos que apelan a la historia y al materialismo para construir formas significantes como lo hace Pêcheux o Rossi-Landi.

19 Cf. “Semiótica de la protesta”, art. cit.

El reclamo de la apertura de los textos no es un capricho nuestro. Podemos identificarlo en las bases de nuestra disciplina. El apunte por una apertura del texto le pertenece al propio Greimas, no solo en textos como De la imperfección donde el texto adquiere ese tenor in vivo que remeció la epistemología estructuralista, sino en el rol del contexto como parte de la unidad sintagmática de análisis (texto) señalado en el Diccionario. Para Greimas el contexto puede ser explícito (lingüístico) como implícito (extra lingüístico o situacional). Sobre este último, Greimas indica que “el contexto implícito puede ser aprovechado con vistas a la interpretación semántica porque si se trata de una lengua natural viva, productora de un texto ilimitado, el contexto situacional puede siempre hacerse explícito”20. Jacques Fontanille va en la misma senda : “Se constata, por experiencia, que el punto de vista del texto, desde una perspectiva hermenéutica, el que obliga a añadir elementos contextuales : sin ellos, la interpretación resulta incompleta y la comprehensión insatisfactoria.”21. Por su parte, Landowski, al introducir una semiótica de las situaciones, concluye que :

20 Semiótica. Diccionario, op. cit., p. 86.


21 Semiótica del discurso, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, p. 80.

De esa nueva consideración surgió la idea de una semiótica de las “situaciones”, noción que llegó progresivamente a designar otro tipo de texto semiótico, y, correlativamente, otro estado del sentido (algo así como los físicos se vieron obligados a distinguir diversos “estados” de la materia) : un sentido que hay que captar en el instante de su emergencia antes de que sea realizado, un sentido a cuya producción pueden contribuir las formas más diversas de expresión lingüística y, sobre todo, no lingüística, consideradas como variables significantes, y un sentido en el que la distinción tradicional entre “texto” y “contexto” pierde prácticamente toda pertinencia. Pero lo que estaba fundamentalmente en juego en el paso de una de esas etapas a otra, no era solamente, como pudo creerse en el momento, el estatuto del texto en relación con su contexto (y la integración del segundo como elemento pertinente para la constitución y el análisis del primero), ni menos únicamente la posibilidad de integrar la descripción de los enunciados en una perspectiva dinámica que incluyese la toma en consideración del acto enunciativo. En realidad, se trataba también, y sobre todo, de la relación entre dos acercamientos posibles al sentido en cuanto tal.22

22 Les interactions risquées, op. cit., p. 47.

Siendo la vinculación de los textos (considerando al denominado “contexto” como otro texto) nuestro interés, nos preguntamos por la falta de radicalidad de esta conexión. Si el texto es una dimensión de diversos grados de apertura, ¿cómo proceder a integrarlo? ¿cómo identificar las relaciones más óptimas? ¿cuando la relación entre los textos pierde rigor y se convierte en un pretexto? Si el contexto puede ser otro texto, ¿qué vías posibles se identifican para su inclusión en el análisis e interpretación? Rescatamos esta advertencia :

La lectura “correcta” del mensaje supone procesos dialécticos de inferencia de sentido que si bien se inician con su percepción visual, la misma viene marcada por los macro contextos, empezando por la estructura de la producción económica, política y cultural, que le indica al receptor que se trata de un mensaje publicitario, cuya legitimidad proviene del tipo de economía y cultura en la que él ha nacido, formado y participado.23

23 J. Finol y E. Cuevas, “Cuerpo, ideología y narrativa publicitaria”, Contexto, 2020, p. 12.

No solo se trata de identificar que los procesos de interacción son prácticas sociales en movimientos que nos presentan un texto cerrado (una huelga), sino de ocuparnos del análisis de la apertura de este a un texto abierto (la clase social) y la forma como se condensan para el semiótico. Esto se encuentra en sintonía con lo propuesto por Landowski : “La tarea de un semiótico no puede limitarse a estatuir lo que los textos podrían significar en razón de sus estructuras ‘inmanentes’ únicamente”24. Dicho esto, no pretendemos dividir al texto y hacerlo irreconciliable con sus propias aperturas. Más bien pensamos que el proyecto semiótico debe posicionarse en la transición y desplazamiento entre los textos sin perder la autonomía epistemológica. Así, el hacer semiótico puede ir de lo hermético (texto), cerrado (texto-retraído), a lo abierto (etnotexto), a lo demasiado abierto (texto expansivo) considerando los elementos estrictamente dados de una imagen, su producción pasional, su interacción viva en un espacio a su producción histórica o económica. Dicho esto, el afuera del texto (lo que no es objeto empírico del análisis) es una dimensión que cambia según la perspectiva del análisis, se ajusta según el nivel de pertinencia de la investigación. Nunca hay un solo afuera determinado, hay muchos “afueras”, diversas formas de cercar y crear territorios de investigación semiótica. Desde esta perspectiva, se complejiza y vivifica la advertencia de Greimas : Fuera del texto, no hay salvación.

24 “¿Habría que rehacer la semiótica?”, art. cit., p. 134.

2. Dimensionalidad del texto

Nuestra propuesta no pretende alterar la apuesta epistemológica del planteamiento greimasiano sino efectuar un apunte metodológico. Para ello, seguiremos pensando en las formas de protesta social como ejemplo empírico. Nuestra apuesta aprecia a las interacciones textuales en la protesta social como una banda de Moebius más que como un cuadrado o una elipse, ya que la banda nos deja en cuenta que el objeto de análisis posee diversas dimensiones.

No es un punto que haya pasado desapercibido en la semiótica greimasiana. Cuando Floch, en su análisis de los diseños y axiología de la vida cotidiana, desarrolla tipos de valoración de la organización de un supermercado, lo hace releyendo (semiotizando) el sistema de los objetos de Jean Baudrillard. Floch relaciona el texto de la funcionalidad sociológica de los objetos de Baudrillard (texto abierto) y el texto del supermercado (texto cerrado) para estudiar el sistema significante del segundo, es decir, para construir un sistema de relaciones axiológicas de la vida cotidiana del supermercado25. ¿Qué vinculaciones existen entre ese texto abierto y ese texto cerrado? La conclusión de Floch es que la semiótica greimasiana, al proponer la oposición valor práctico y mítico, ya contiene aquello que los sociólogos (como Baudrillard) construyen como función utilitaria y no-utilitaria del objeto. No obstante, y pese a esta astuta conclusión, ya es demasiado tarde para el semiótico. Floch ya abrió el texto identificando no solo una profundidad de la oposición, sino también dándole valor a la oposición por la profundidad.

25 J.-M. Floch, Semiótica, marketing y comunicación : bajo los signos, las estrategias, Barcelona, Paidós, 1993.

Los modos de textualidad nos colocan en la reflexión de la dimensionalidad. Sin duda las oposiciones privativas /conjunción/ y /disjunción/ transparentan el proceso de significación de un texto hermético. No obstante, aquellas unidades semánticas poseen una profundidad de diversos niveles textuales. Por ejemplo, en ciertas variaciones textuales, esa /disjunción/ (texto hermético) es un rasgo de las interacciones prácticas excluyentes de una comunidad (texto cerrado) que puede estar determinada por las categorías sociales compartidas de la economía de mercado (texto abierto) y, más ampliamente, de un mito como marco de su proceso histórico (texto demasiado abierto). Si nos detenemos sólo en las categorías inmanentes de las unidades del texto hermético dejamos de apreciar estas dimensiones y umbrales existentes en los elementos de significación. Por ello, nuestra postura no busca detener el análisis en los rasgos unidimensionales que nos ofrece el texto hermético, sino que nos enfrenta al problema de dimensionalidad. Nos interesa esbozar los umbrales de los textos y para ello ofrecemos los elementos semióticos que construyen al texto hermético, al cerrado, abierto y demasiado abierto.

Con este proceso no apuntamos una salida de la semiótica de su objeto de conocimiento —el sentido—. No es pretensión nuestra que el análisis se ampare en categorías sociológicas, antropológicas o que pierda su rumbo en la reflexión materialista (filosófica). Al contrario, sostenemos la autonomía al introducir el problema de las dimensiones que dejan aquellos objetos sociológicos, antropológicos e históricos en el texto. Nos interesa identificar cómo estos objetos dejan huellas, indicadores y rasgos de diferente profundidad que advierten al semiótico de la presencia de una comunidad, de una clase, de un mito, de un proceso de producción económico.

El análisis se comporta como un cubo del cual se nos presenta sólo uno de sus lados ya que es el que nuestra dimensión de un texto hermético nos ofrecía. No obstante, el cubo posee 6 lados que solo tienen sentido en referencia a aquel lado que observamos. Pues bien, nuestra apuesta es advertir la existencia de aquellos 5 lados (la comunidad —cerrado—, la sociedad —abierto— y la historia —demasiado abierto—) que están expresándose a través de diferentes rasgos en aquel lado dimensional (texto hermético). Así es que los modos de textualidad introducen a la semiótica el problema de la dimensionalidad y la ilusión metodológica. Pero ¿Cuándo el semiótico puede concretar estos saltos textuales de diferentes dimensiones? ¿cuándo y en qué términos puede el semiótico ir de un texto abierto hacia un demasiado abierto?

3. Dinámicas textuales : para una semiótica materialista

Si bien existen saltos entre textos de la misma naturaleza y otros de otra naturaleza no es clara la forma de conexión que estos deben lograr. Nuestra respuesta ofrece un procedimiento de dos niveles a través del concepto de reducción inmanente y constitución de la intencionalidad. El primero tiene que ver con la advertencia de Francesco Marsciani : “Lo que se observa, en principio, nunca está predeterminado por macrocategorías sociológicas o psicológicas”26. El segundo tiene que ver con el rol de la intuición como método de base entre el analista y su objeto : “El valor de lo que se observa depende de la relación entre lo observado y el observador”27. Es decir, la intencionalidad se encuentra construida teniendo como primera interacción un tipo de conocimiento intuitivo del analista para la descripción de la totalidad del fenómeno. Evidentemente este análisis de lo intuido se establece privilegiando la suspensión de prejuicios sociológicos o psicológicos y le permite al analista optar por vinculaciones primeras entre los textos A y B (un color con un mito, la composición de un plato con un momento histórico, la disposición de un espacio público con la clase social). No obstante, no es la intuición la que cierra el análisis. El conocimiento intuitivo termina “verificandose” siempre en la correlación entre los datos descriptivos obtenidos y el modelo semiótico por el cual opta el analista : “Según los manuales, como se verá, una decisión interpretativa capaz de fijar un valor de sentido correcto, válido y eficaz tendrá que basarse en la intuición”28.

26 F. Marsciani, Trazados de etnosemiótica, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2022, p. 23.


27 Ibid.


28 Op. cit., p. 154.

¿Pero cómo corrobora o “madura” la semiótica el conocimiento intuitivo? La respuesta se encuentra en los grados de parentesco y hermandades isotópicas que anudan la textualidad. Si estos lazos se rompen, el texto se convierte en un pretexto. Es decir, una excusa o un ardid de análisis para justificar los saltos irreverentes. Por ello, nuestra apuesta por los grados de parentesco permite asegurar los desplazamientos textuales a modo de una naturaleza consanguínea, en la lógica del ADN, de composición. Por ello, la pregunta de ¿qué convierte al análisis como un capricho de relación entre los textos? puede ser resuelta con la isotopía que legitima, continua o rectifica el conocimiento intuitivo del analista. Demos un ejemplo en la semiótica que permite la relación con la clase (socioeconómica) como texto y el objeto empírico de estudio.

La clase posee distintos tipos de acceso según la literatura especializada. Para Lenin las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo del otro para ocupar puestos diferentes en un régimen de economía social29. En este sentido la clase, desde su dimensión económica-productiva se instancia en dos categorías, i) clase trabajadora y ii) clase alta. S. Friedman y D. Laurison entienden a la clase en una relación de dominados y dominantes que se expresan a través de usos de lenguaje, vestimenta, etc.30. Por su parte, L. Kogan se refiere a las clases en torno al género mientras F. Portocarrero estudia la clase desde la historia de principio del siglo xx31. Dados todos estos tipos de texto, el semiótico tiene que formalizar la intuición a través de una serie de estrategias que permitan la apertura de su texto con el mayor rigor posible. Para ello el semiótico debe seleccionar de acuerdo con el nivel de pertinencia de su análisis el tipo de texto que encuentra conexión isotópica con el objeto empírico que se propone analizar.

Para resolver estos problemas, nuestra propuesta pretende una resolución a través de cuatro condiciones de intertextualidad que definen la relación entre los textos herméticos, cerrados, abiertos y demasiado abiertos : i) las formas de relación isotópica (figurativa o temática) entre los textos, ii) el rol del lugar de producción del objeto semiótico, iii) los tipos de trayecto entre los textos y iv) las zonas de conexión isotópica que definen al análisis.

29 V. Lenin, “Una gran iniciativa”, Obras escogidas, Moscu, Ediciones en Lenguas Extranjeras, t. II, 1948, pp. 612-613.


30 S. Friedman y D. Laurison, The Class Ceiling : Why it Pays to be Privileged, New York, Policy Press, 2019.


31 L. Kogan, Regias y conservadores. Mujeres y hombres de clase alta en la Lima de los noventa, Lima, Fondo Editorial del Congreso de la República, 2009. F. Portocarrero, Grandes fortunas en el Perú : 1916-1960, Lima, Fondo editorial de la Universidad del Pacífico, 2013.

3.1. Abscisas : Formas de relación isotópica
(figurativa o temática) entre los textos

La isotopía es la redundancia de unidades de significación figurativas y/o temáticas. De esta manera, si un texto A posee rasgos similares a un texto B se construirá una relación. Por ejemplo, si el texto A es una pancarta de protesta con enunciados, colores y composición determinada, existen rasgos temáticos (políticos) y figurativos (corporalidad) de este texto que lo anudan a la práctica del desplazamiento espacial como texto B. Asimismo, estos textos A y B pueden direccionar al analista a un texto C mayor si los rasgos distintivos se saturan : si el cartel señala “no al comunismo”, si los colores patrios son usados por cofradías homogéneas más que por colectivos heterogéneos, si las formas de desplazamiento buscan expulsar físicamente al “mal” instaurado, entonces la clase social, como texto C (cuyos rasgos deben ser semiotizados por el analista), se hilvana complejizando el análisis. En este sentido, los conectores isotópicos son la condición de relación entre los textos y es también aquello que distingue del análisis riguroso del pretexto (cuando no existe saturación de la isotopía entre el texto A y el B).

Para dar cuenta de estos cruzamientos, presentamos un esquema que considera a los rasgos figurativos y temáticos como extensidad de la producción de sentido (Esquema 2).

Como se aprecia en el esquema, en algunos casos se privilegia una saturación en el texto A que implica una exclusión del texto B en el análisis (retiro de más de un menos). En otros casos, el texto A tendrá una relación de segregación con el texto B ya que puede aludir en el análisis e interpretación a dicho texto. Por ejemplo, el análisis de Marsciani sobre la compra del calzado alude a relaciones económicas, como también sucede en la axiología de consumo de Floch. Pero esta alusión puede romperse para construir una relación de admisión entre A y B. En esta apreciamos la presencia de B en los problemas de significación de A. El texto semiótico refiere a “ecos”, “afinidades” y “similitudes” entre un texto y otro. Por ejemplo, el análisis de la transparencia de J. Fontanille y la relación entre la transparencia financiera y la transparencia física. Finalmente, la relación entre A y B se exaspera cuando reconocemos a la asimilación en tanto mezcla de ambos textos. Un ejemplo se encuentra en Rossi-Landi y la metáfora del lenguaje como trabajo y como mercado32. De la confusión de los textos emerge una semiótica muy creativa en algunos casos, pero en otros forzada e irreverente.

32 Art. cit.

Las relaciones entre los textos no solo pueden ser apreciadas desde su extensidad, es decir, desde la similitud de rasgos figurativos y/o temáticos que vinculan a los textos (y que nos permite advertir cuando estamos frente a un análisis riguroso de uno caprichoso). También es necesario otro vector que entre en juego con esta extensidad, una vida social que reclamaba Saussure a la que tímidamente la semiótica se ha ido acercando desde De la imperfección de Greimas.

Esquema 2.
Sintaxis extensiva de la conexión de isotopías que vincula a A y a B.

3.2. Ordenadas : el rol del lugar de producción
del objeto semiótico

Es sabido que el ejercicio de las ciencias sociales ante la duda de si tiene relación o no es cotejar con el autor o no. Ahora bien, el límite de esa ciencia social confía en que el sentido se limita al productor, por eso es que contrasta a través de encuestas y entrevistas a los productores del producto. Por eso es que se va al productor, “¿usted A, conoce a B?” si A contesta negativamente, entonces se invalida el análisis. Pero ¿puede acaso A conocer a B sin conocerse? ¿pueden haberse encontrado en un espacio de producción de sentido que los hace llegar al mismo punto del laberinto?

Pensemos en la metáfora del laberinto, hay ahí muchas entradas, pero el problema no está en cuál es la entrada y la salida, sino que al entrar en diferentes etapas y estadios estos se encuentran en un laberinto. ¿no puede ser acaso ese laberinto como lugar de producción aquello que hermana a A y B? Es en el lugar de producción donde se encuentra A y B, porque ahí es donde se despercude de la correspondencia, porque el semiótico da el salto y da la respuesta a través de formas de hermandad isotópica en un lugar de producción de sentido. El lugar de producción puede ser intensificado en la relación entre A y B como menguado y no identificado. Es esta presencia y ausencia del lugar de producción en la vinculación entre los textos aquello que nos permite, por fin, pensar en los tipos de trayectos y textualidades desde el punto de vista de la profundidad, de la dimensionalidad del análisis.

Umberto Eco presenta esta dimensión como la enciclopedia, una instancia de relación de diversos operadores contextuales que funcionan en el análisis semántico. La enciclopedia funciona como un thesaurus, según Eco, información proporcionada por textos previos. No obstante, optamos por la figura del laberinto porque en Eco la Enciclopedia tiene un carácter puramente cognitivo e inteligible, prescindiendo de las sensibilidades y las relaciones límite que son proporcionadas por el laberinto.

3.3. Zonas y cuadrantes de los modos de textualidad

Una vez presentados los dos vectores (abscisas y ordenadas) que nos permiten construir la conexión entre los textos (los rasgos isotópicos y el lugar de producción), nos apoyamos en la grafía del esquema tensivo para dar cuenta de las distintas posiciones como resultado de los puntos entre abscisas (rasgos figurativos / temáticos) y ordenadas (lugar de producción).

En los cuadrantes inferiores identificamos tres tipos de isotopía : de exclusión, de mención y de relación. Cada una de ellas se adjunta progresivamente al texto para crear una amplitud en su interpretación. Sin duda los textos de exclusión son los que poseen mayor rigurosidad, no obstante, son los que dejan de lado las zonas de producción y vida social del texto. Las segundas, las isotopías de mención (evocación), hacen coincidir a los textos por pura formalidad, como una anécdota que enriquece (más no pervierte) el análisis inmanente. En el caso de las isotopías de relación, la relación entre los textos es más azarosa y caprichosa. El analista puede vincular la forma de un plato de comida con la forma de una montaña para explicar la riqueza de significación del texto o relacionar el sonido (isotopía figurativa) “pared” con “padre” y estimular una relación de interpretación.

Esquema 3.
Tipos de conexión isotópica según la consideración del lugar de producción.

En los cuadrantes medios identificamos otros tres tipos de isotopías. En las isotopías de selección el analista reconoce la existencia de un texto potencial que afecta el sentido de su texto hermético, pero prescinde de este texto (a pesar de haberlo presentado) en beneficio de la saturación presente en el texto A. En las isotopías de alusión, el analista asocia los textos en tanto observa que existen “ecos”, “similitudes” y “semejanzas” entre los textos de diversos grados (e.g. el uso del sistema de los objetos de Baudrillard en el análisis sobre la axiología de consumo de Floch). El analista aprovecha estas similitudes y las utiliza en beneficio de sostener un análisis sobre el texto A. Es cuando la alusión de B se realiza que el sentido de A adquiere una profundidad mayor. Finalmente, las isotopías de conjunción que mezclan dos textos en favor de una enunciación particular. Así, el analista construye la relación íntima entre el discurso poético de un autor frente a la obra fílmica de un director en favor de la enunciación fílmica. En todos estos casos, el lugar de producción es considerado como un fondo aun lánguido pero cada vez más considerado : lo social, lo mítico, lo económico, salen más a flote.

En los cuadrantes superiores identificamos también tres tipos de isotopías. Las isotopías de condensación comportan un estudio de caso que combina el texto hermético con el texto cerrado, es decir, si bien se preocupa por una particular del texto hermético (el gusto, la visión, por ejemplo), la vinculan con las prácticas vivas de una relación comunitaria (desplazamientos, apropiaciones del espacio público, interacciones, situaciones). En este caso, el análisis destila una sustancia empírica que no se aprecia en las isotopías de exclusión en las que generalmente se ubica el texto hermético : se toman lugares pequeños para estudiar los grandes problemas. Las segundas, las isotopías de incorporación, permiten una vinculación de los textos más intensificada, una relación sostenida en el fondo socio cultural y económico de ambos textos. En este tipo de isotopías apreciamos una fuerte relación entre textos A y B de diversa naturaleza, pero que se encuentran atados por la saturación figurativa y temática que los vincula. No obstante, esta relación es de subordinación, es decir, el texto B es semiotizado en el texto A, con lo que la autonomía de A queda intacta. Finalmente, las isotopías de fusión combinan los rasgos de los textos A y B en un marco de reflexión social muy intenso. Son las relaciones del lenguaje y el trabajo en el marco del pensamiento filosófico y semiótico de Rossi-Landi, por ejemplo.

Conclusión

Repasemos el análisis de Walter Benjamin sobre el cuadro de Klee que se titula Angelus Novus para dar cuenta de nuestro modelo.

Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso.33

33 W. Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, México, Itaca, 2008, pp. 36-37.

Benjamin realiza una descripción del ángel para posteriormente asociar su plasticidad y figuratividad a un proceso histórico que supera al propio texto. La modalidad del /creer/ y la categoría veredictiva del /parecer/ se reiteran en su análisis (“al parecer”, “el ángel de la historia debe tener ese aspecto”) lo cual utiliza como instrumento para conciliar dos textos, el cuadro y la historia como progreso. Para hacer efectiva esta relación Benjamin figurativiza el progreso histórico como un huracán, dotándolo de una isotopía plástica que no posee en su presentación teórica. Propiamente el análisis de Benjamin construye lo que denominamos una isotopía de relación, ya que afirma la mezcla de B (el progreso histórico como un huracán) con A (el cuadro de Klee) en favor del primero sin considerar el contexto de producción del texto del cuadro de Klee. Dicho esto, la historia no es el lugar de producción del texto-cuadro, sino el verdadero objeto de análisis. Esto explica por qué Benjamin exaspera al propio texto hermético y construye su análisis hacia un salto a lo demasiado abierto. El trabajo de la conexión isotópica azarosa es una relación textual que permite generar las dudas, es la buena intención (noble) del análisis que se da cuenta que hay elementos importantes, pero yerra en la conexión y no se aventura a estudiarlo en un nivel más complejo. No obstante, las relaciones isotópicas (plásticas, figurativas y semánticas) entre el movimiento histórico y el huracán como situación plástica es un pretexto útil. Es este modo de textualidad (pretexto) lo que impide al análisis abrazar el rigor analítico y conducirlo a un tenor poético, ensayístico y persuasivo para una imagen filosófica. La interpretación de Benjamin parte de un pretexto, más eficiente como percepto semiosófico que como crítica semiótica.

Los tipos de trayectos entre las isotopías textuales pueden ser de dos tipos : a) trayectos de textualidad sintagmática, donde las relaciones entre los textos poseen fuertes lazos figurativos y temáticos ya que son temas creados por un mismo autor (por ejemplo, estudiar la pancarta de protesta y vincularla a una forma de desplazamiento en el espacio público de una demanda conservadora y, a su vez vincularla a una clase social gracias a las descripciones sociológicas de interacciones urbanas) ; b) trayecto de textualidad paradigmática, donde existen diferentes variantes de un fenómeno que son conectadas por alguna relación isotópica o temática. En este caso la concentración de rasgos no es tan rigurosa, y pueden ser vinculados textos con irreverencia. El análisis de Walter Benjamin sobre el cuadro de Klee se ubica en este punto.

 

Referencias

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1 E. Cuevas-Calderón y E. Yalán Dongo, “Semiótica de la protesta : por un modelo de los movimientos sociales”, Acta Semiótica, I, 2, 2021.

2 E. Landowski, “¿Habría que rehacer la semiótica?”, Contratexto, 20, 2012. G. Marrone, L’invenzione del testo, Roma, Laterza, 2010.

3 Estudos semióticos, 13, 1, 2017.

4 J. Fontanille, Prácticas semióticas, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2014.

5 A.J. Greimas, Semántica estructural, Madrid, Gredos, 1987.

6 E.Landowksi, Pasiones sin nombre, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2015.

7 G. Marrone, op. cit.

8 A.J. Greimas, “L’énonciation, une posture épistémologique”, Significação, 1, 1974.

9 “Interactions (socio) sémiotiques”, Actes Sémiotiques, 120, 2017.

10 A.J. Greimas y J. Courtés, Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje, Madrid, Gredos, 1982, p. 55.

11 Ibid., p. 177.

12 D. Blanco y O. Quezada, “Modos de inmanencia semiótica”, Tópicos del Seminario, 31, 2014.

13 Cf. Pasiones sin nombre (2004), Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2015.

14 Cf. Ensayos sobre semiótica narrativa, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2000.

15 D. Blanco y O. Quezada, art. cit., p. 122. Ver también J. Fontanille, Soma y sema : figuras semióticas del cuerpo, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2016.

16 D. Blanco y O. Quezada, art. cit., p. 122.

17 Cf. Semiótica. Diccionario, op. cit.

18 Pasiones sin nombre, op. cit., p. 123.

19 Cf. “Semiótica de la protesta”, art. cit.

20 Semiótica. Diccionario, op. cit., p. 86.

21 Semiótica del discurso, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, p. 80.

22 Pasiones sin nombre, op. cit., p. 123.

23 J. Finol y E. Cuevas, “Cuerpo, ideología y narrativa publicitaria”, Contexto, 2020, p. 12.

24 “¿Habría que rehacer la semiótica?”, art. cit., p. 134.

25 J.-M. Floch, Semiótica, marketing y comunicación : bajo los signos, las estrategias, Barcelona, Paidós, 1993.

26 F. Marsciani, Trazados de etnosemiótica, Lima, Fondo editorial de la Universidad de Lima, 2022, p. 23.

27 Ibid.

28 Op. cit., p. 154.

29 V. Lenin, “Una gran iniciativa”, Obras escogidas, Moscu, Ediciones en Lenguas Extranjeras, t. II, 1948, pp. 612-613.

30 S. Friedman y D. Laurison, The Class Ceiling : Why it Pays to be Privileged, New York, Policy Press, 2019.

31 L. Kogan, Regias y conservadores. Mujeres y hombres de clase alta en la Lima de los noventa, Lima, Fondo Editorial del Congreso de la República, 2009. F. Portocarrero, Grandes fortunas en el Perú : 1916-1960, Lima, Fondo editorial de la Universidad del Pacífico, 2013.

32 Cf. F. Rossi-Landi, Il linguaggio come lavoro e come mercato, Milano, Bompiani, 1968.

33 W. Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, México, Itaca, 2008, pp. 36-37.

 

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Résumé : L’objectif de cette recherche est d’analyser les limites du texte en tant qu’objet d’étude. Dans le cadre du principe sémiotique de “clôture”, la discussion porte sur la pertinence des limites du texte et sur les connexions textuelles complexes susceptibles d’enrichir l’interprétation. La démarche ne remet pas en cause les fondements épistémologiques mais propose des raffinements méthodologiques relatifs aux techniques d’analyse concernant la sélection, la justification et la délimitation de l’objet empirique d’analyse. Les seuils de l’objet sémiotique sont envisagés non pas comme un aspect externe mais comme une extension du texte même, le “contexte” étant redéfini comme un autre texte sémiotique entrelacé à l’objet d’analyse. Centrée sur le problème du degré d’ouverture du texte, la visée d’ensemble est celle d’une reconnexion, les connexions et les reconnexions du processus de signification étant saisies à des niveaux plus complexes qu’il n’est le plus souvent d’usage.


Resumo : O objetivo desta pesquisa é analisar os limites do texto como objeto de estudo. Seguindo o princípio de “fechamento”, que anima a semiótica, discute-se a relevância dos limites do texto e de outras conjunções textuais mais complexas que enriquecem a interpretação. A proposta não visa disputar fundamentos epistemológicos, mas trazer refinamentos metodológicos a respeito da seleção, justificação e delimitação do objeto empírico de análise. Propõe-se a ampliação dos limiares do objeto semiótico não como um aspecto externo do texto, mas como uma extensão, fazendo do contexto outro texto que se entrelaça com o objeto de análise. Ao tratar do problema dos graus de abertura de um texto, a proposta é a de reconexão, compreendendo as conexões e reconexões do processo de significação em níveis mais complexos.


Abstract : The aim of this research is to analyse the limits of the text as an object of study. Following the principle of “closure”, the discussion bears on the relevance of the limits of the text and on more complex textual connexions that may enrich the interpretation. The objective is to propose methodological refinements concerning analytical techniques for the selection, justification and delimitation of the empirical object of study. The context being considered as another text, the thresholds of the semiotic object are not anymore regarded as an external aspect of the text but as an extension which is interwoven with the semiotic object of analysis. In other words, addressing the problem of the degrees of openness of a text, the proposal is that of a reconnection, understanding the connections of the process of signification at more complex levels than usual.


Resumen : El objetivo de esta investigación es analizar los límites del texto como objeto de estudio. Ateniéndose al principio de “clausura”, que anima a la semiótica, se plantea la pertinencia de los límites del texto y de conjunciones textuales más complejas que enriquecen la interpretación. La propuesta no pretende disputar terrenos epistemológicos, sino llevar precisiones metodológicas sobre la selección, justificación y delimitación del objeto empírico de análisis. Se plantea la ampliación de los umbrales del objeto semiótico no como un afuera del texto, sino haciendo del contexto otro texto que se va hilvanando al objeto de análisis. La propuesta es la de la reconexión, comprendiendo las conexiones y reconexiones del proceso de significación a niveles más complejos y dando respuesta al problema de los grados de apertura de un texto.


Mots clefs : contexte, immanence, sémiotique matérialiste, texte, textualité.


Auteurs cités : Desiderio Blanco, Paolo Demuru, Jean-Marie Floch, Jacques Fontanille, Algirdas J. Greimas, Eric Landowski, Gianfranco Marrone, Francesco Marsciani, Óscar Quezada Macchiavello, Ferruccio Rossi-Landi, Claude Zilberberg.


Plan :

Introducción

1. De los modos de inmanencia a los modos de textualidad

2. Dimensionalidad del texto

3. Dinámicas textuales: para una semiótica materialista

1. Abscisas : Formas de relación isotópica (figurativa o temática) entre los textos

2. Ordenadas : el rol del lugar de producción del objeto semiótico

3. Zonas y cuadrantes de los modos de textualidad

Conclusión

 

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Recebido em 11/03/2023. / Aceito em 12/04/2023.